viernes, febrero 18, 2005

Poema 15

Lo que soñé mientras vagabas por el desierto

¡Lamento tanto el hecho
De no estar besándote
En este momento!
¡Lamento tanto estar tan lejos!

Poco a poco se me
Escapa el alma en suspiros.

Sueño con ser uno con el viento
Para ir hasta donde estés
Y recrearme en el éxtasis
Qué sólo provoca el roce de tu piel.

Me sumerjo en un mar
De canciones y poemas,
Me pierdo en pensamientos abstractos,
Me ahogo entre palabras que suenan:
Falsas, absurdas, insuficientes, mediocres.

Busco inútilmente
Las palabras perfectas
Que te cuenten que mi alma
Va contigo a cada paso.

Sueño, sueño que estoy
En el agua que bebes,
En el suelo que pisas,
En tu aliento, en tu sudor, EN TI.

Pero despierto y soy
Sólo carne y huesos,
Sólo piel que te extraña,
Solo, un maniquí que te llora.

Poco a poco se me
Escapa el alma en suspiros (besos muertos)
Que fantasmales buscan
La comisura de tu boca.

martes, febrero 15, 2005

La prometida 2° parte

Al día siguiente él la citó para darle el peso adecuado a sus palabras, le hablo de cariño, le confesó lo que sentía, se acerco a ella, la acarició tímidamente, la abrazó constantemente, y ella, dio una negativa muy poco convincente. El podía sentir que no era uno más de los muchos pretendientes que ella había tenido, mucho menos uno más de sus amigos, el percibió desde esa primera plática lo que ella negó por un tiempo, una química especial, sabía que le gustaba su tacto, que se sentía cómoda con él, sabía que cada conversación mataban un beso por no darlo… pero aceptó el juego y respetó las reglas.

Las siguientes semanas no fueron fáciles; él desarrolló una adicción a ella, se enamoraba cada vez más, y ella se sentía confundida, había tratado de terminar su antigua historia en varias ocasiones pero le faltaba valor, él se desesperaba, quería amarla con libertad, quería que ella lo amara…

Un día ella dijo haberse decidido, por fin iba a pasar a la siguiente página, pero él la conocía, podía percibir su miedo, sabía que no lo iba a hacer e hizo un trato con el destino para amortiguar el golpe. El destino cumplió su trato pero a él poco le importó, estaba destrozado, estaba en lo correcto, lo que él había intentado maquillar como “sospechas” se habían convertido en una certeza; la vieja historia continuaba y eso lo obligaba a tomar una decisión sumamente difícil; sólo había lugar para dos en esta historia, él no podía seguir así.

Era aquel un lunes lluvioso, la citó como tantas veces para una de sus pláticas, pero esta conversación tenía aroma a melancolía, a frustración, a adiós. El hablaba tratando de despertarla, de hacerle ver que era posible, que estaba en sus manos ser feliz… pero ella no parecía escucharlo, se notaba ausente, resignada, rendida; el tiempo terminó, todo estaba sentenciado, el cuento había terminado sin haber comenzado, o por lo menos eso pensaban, hasta el momento en que se descubrieron besándose el uno al otro, él no entendía (hasta la fecha no entiende) qué había pasado. Ese beso le dio a ella la fuerza que necesitaba para terminar su relación y dar un giro al juego que se venía desarrollando.

La nueva etapa era de igual forma difícil, para él y para ella, ella no lograba desprenderse de la sombra de aquel fantasma que la acechaba desde hacía ya un buen tiempo, se deprimía, lloraba a escondidas y él seguía esforzándose por hacerla feliz, pero le costaba entender que ella siguiera atada a su fantasma, le frustraba mucho escucharla decir “no puedo”, verla así lo golpeaba, él la amaba de tiempo completo y le dolía no poder hacerla sentir como ella lo hacía sentir en cada destello de felicidad, su humor estaba directamente relacionado al de ella, tenían excelentes momentos, grandiosos momentos, era entonces cuando por instantes ella lo amaba y era por esos momentos que él no abandonaba la lucha, hacían el juego algo llevadero, incluso agradable.

Llegaron las vacaciones de diciembre; las cosas empezaron a decaer, casi no se veían, y cuando lo hacían ella se mostraba distante y fría, él se cansaba de no sentirse correspondido, se iba gastando por dentro, pero los escasos minutos de felicidad lo obligaban a seguir, se había convertido en un adicto; la situación lo lastimaba, pero sabía que en nadie iba a encontrar lo que encontró en ella, sólo esperaba que ella se encontrara.

Un día de diciembre (o enero, no me acuerdo) el fantasma, que había estado ausente durante un tiempo reapareció, y ella lo aceptó de nuevo en su vida, él lo sabía no le era fácil aceptarlo pero no le quedaba de otra, siguieron así, jugando; a veces tristes, por momentos felices. Hasta que una tarde ella tomó la decisión, había decidido darle otra oportunidad al pasado, aún sabiendo que estaba condenado a fracasar y no le parecía justo hacerlo a él parte del nuevo juego; le habló de injusticias, le agradeció lo que había hecho, le repitió una y otra vez que esta no era una decisión que quisiera tomar y le pidió un último beso.

Se vistieron de orgullo, cuando estaban juntos fingían ser felices, trataban de que el otro los sintiera fuertes, que se diera cuenta de que no les dolía, pero ambos sabían que se estaban muriendo por dentro, irónicamente fue un acto de su rival lo que lo obligó a buscarla unos días después, estaba furioso, quería dejar en claro las condiciones de su separación, la frustración de no estar con ella y el sentirse humillado eran una muy peligrosa combinación para un tipo como él, sin embargo toda su rabia y orgullo dieron contra el piso en el momento en que la vio detrás de la puerta, con la mirada fija en sus ojos cambió el discurso, hablaron sin máscaras, se confesaron nostalgia, compartieron su soledad, se contaron la historia de cada lágrima derramada, y se amaron de nuevo por una noche. Durante un tiempo permanecieron separados, amándose sólo 10 minutos al día, compartiéndose con el otro por solo una fracción de tiempo, separándose del mundo para confesarse lo que sentían. Ninguno de los dos quería eso, un día él se enteró de que ella había decidido sepultar el pasado pero se sentía demasiado avergonzada, no sabía de que manera pedirle que volviera a amarla, por suerte pasó lo que tenía que pasar. Por fin estaban juntos, sin ataduras, ni predicamentos, eran libres para amarse el uno al otro.

La vida continuó y el tiempo les enseñó a ser uno solo, aprendieron a interpretar sus miradas, a reconocer su estado de ánimo, aprendieron a descifrar al otro. Aprendieron juntos lo que es hacer el amor, dormir entrelazados, lo que es sentirse pleno por el simple hecho de estar con el otro, aprendieron que la vida puede ser sencilla y que ser feliz no siempre es tan difícil, se aman como nadie se ha amado y se esfuerzan día a día por mejorar su relación, se entregan por completo el uno al otro, para formar la mejor historia de amor que conoce su servidor.

jueves, febrero 10, 2005

Mi historia de amor. 1ra Parte

Como ya dije, esta es una carta/cuento que escribí para ELLA cuenado cumplimos un año juntos, para explicar elestilo narrativo aclaro que no le cambié nada, apliqué el famoso copy+ paste.


Este es el espacio designado para contar mi lado de la historia, para platicarte como veo la historia que repaso una y otra vez en mi cabeza sin poder creerla, la historia que hoy me dibuja una sonrisa que sólo soy capaz de describir como una “sonrisa del alma” y que sólo tu haces posible.

He aquí la historia de un singular personaje; un hombre triste, sombrío, irónico, soberbio, incluso arrogante, un hombre herido que se refugiaba en el humor negro y en los encuentros casuales, un hombre con miedo a la soledad que disfrutaba de la conquista, que se sentía por encima de todo y que a la vez se sentía profundamente decepcionado de sí mismo, no encontraba la luz en aquel obscuro túnel y para ser francos se había cansado de buscarla.

Un día ella entró en su vida; la primera vez que la vio le pareció una víctima en potencia, tenía todo lo que necesitaba, personalidad, buen cuerpo, era bella y se veía interesante, parecía una excelente aventura.

Después de un tiempo, como ocurría con todo en esa etapa de su vida, él perdió el interés, sin embargo un amigo suyo tuvo la oportunidad de conocerla mejor y se interesó. Ridículamente su amigo le pidió ayuda a él para conquistarla “hazme palancas” le dijo, lo cuál era improbable ya que nuestro personaje ni siquiera la conocía, sin embargo, con el fin de ayudar a su amigo él se acercó a ella. Empezaron a conocerse, a convivir, él se dio cuenta de que ella era mucho más de lo que él había pensado, a su lado se sentía vivo, descubrió en ella una excelente compañía, una amiga, una consejera, una extraordinaria rival, descubrió que ella tenía la luz que él buscaba, pero ningún cuento puede ser totalmente feliz, y la idea de que ellos estuvieran juntos tenía más de un inconveniente.

Él empezó por sincerarse con su amigo, le dijo que ella le gustaba, que tenía todo lo que él buscaba, que quería intentarlo con ella. Su amigo le dio luz verde pero le advirtió que había un problema mayor; ella ya tenía compañía.

Todo indicaba que aquello sería imposible, ella tenía ya una historia, una larga historia… pero estamos hablando de un hombre sumamente obstinado, aferrado a lo que quiere. Se dio a la tarea de investigar sobre aquél con el que competía, no podía destrozar una historia de amor, iba contra su esencia, pero se encontró con una historia de amor ya destrozada que había deformado en abusos, conflicto, dominación, un relato que ella no merecía. Como amigo el trató por todos los medios de estabilizar la situación, de arreglar en lo posible la relación de ella, no era de caballeros aprovecharse de la situación, pero logró encontrar el momento adecuado para decirle a ella lo que en él provocaba.

Ese día como nunca antes él se vistió de nervios, le temblaban las piernas, le sudaban las manos, buscó durante el aparentemente eterno receso el momento y sobre todo el valor para decirle lo que ella ya sabía, era obvio; buscó una tonta excusa para alejarla de la multitud, y cuando el tiempo se había agotado; la sujetó fuertemente entre sus brazos como quién no quiere dejarla ir, acercó sus labios a su oreja, no con la intensión de ser más convincente, sino para esconder su cara y no ver la de ella; y lo dijo: muerto de miedo pronunció aquellas palabras despojadas de toda estética y poesía: “me gustas” con tan simples palabras el curso de nuestra historia cambió por completo.

Al día siguiente él la citó para darle el peso adecuado a sus palabras, le hablo de cariño, le confesó lo que sentía, se acerco a ella, la acarició tímidamente, la abrazó constantemente, y ella, dio una negativa muy poco convincente. El podía sentir que no era uno más de los muchos pretendientes que ella había tenido, mucho menos uno más de sus amigos, el percibió desde esa primera plática lo que ella negó por un tiempo, una química especial, sabía que le gustaba su tacto, que se sentía cómoda con él, sabía que cada conversación mataban un beso por no darlo… pero aceptó el juego y respetó las reglas.

miércoles, febrero 09, 2005

MARAVILLOSA falta de reatividad!!

Pues sí, tengo el cerebro seco, no hay ideas nuevas, no hay poesía, no hay nada...y qué?? la razón por la que tengo el impulso creativo atorado es porque estoy feliz. Por alguna extraña razón me es muchísimo más complicado escribir cuando estoy feliz, debe de ser porque me dedico más a disfrutarlo que a tratar de expresarlo. Sin embargo decidí que si han estado para soportar mis dramas es justo que también me aparesca cuando no puedo quitarme la sonrisa de la boca (aunque de ninguna manera creo que mi estado anímico les quite el sueño).

Soy feliz porque amo y me aman, y lo digo con una seguridad casi estúpida. Tengo una especie de cuento que escribí para ella el día que cumplimos un año juntos, es un poco largo, lo subo mañana pq hay que transcribirlo, ojalá no les de flojera leerlo.

Hasta luego mis queridos fantasmas, con o sin nombre, gracias por ser partícipes de mi locura.

viernes, febrero 04, 2005

Un pensamiento

Sin amor:

La justicia te hace duro.
La inteligencia te hace cruel.
La amabilidad te hace hipócrita.
La fé te hace fanático.
El deber te hace malhumorado.
La cultura te hace distante.
El orden te hace complicado.
La agudeza te hace agresivo.
El honor te hace arrogante.
La amistad te hace interesante.
El poseer te hace extraño.
La responsabilidad te hace implacable.
El trabajo te hace esclavo.
La ambición te hace injusto.

Carlos Diaz

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